FANGOTERAPIA BARRO VERDE.
El barro o arcilla, principal componente de la Fangoterapia es una fuente formidable de energía y salud cuyas sales minerales son una necesidad vital de nuestro organismo. Uno de sus mayores beneficios es su capacidad de activar la circulación sanguínea, movilizando el agua corporal cuando hay retención de líquidos y con un poder asombroso de absorción, todo elemento tóxico que pueda contener radiaciones negativas es absorbido y expulsado por el barro.
La tierra es un elemento vivo que transmite a nuestro cuerpo sus propias energías ayudando a reactivar y estimular las funciones naturales del mismo, por lo que los baños de fango son revitalizantes aunque no haya ninguna dolencia a tratar.
Entre sus muchas propiedades podemos destacar las siguientes: antiinflamatorio, refrescante, absorbente, descongestivo, purificante, antiséptico, cicatrizante y calmante.
Básicamente, el fango está compuesto por los minerales que hay en la tierra y en el agua (hierro, magnesio, manganeso, azufre, zinc, fósforo y cobre; oligoelementos y minerales geológicos -silicatos, feldespatos, cuarzo, mica, etc.-) que a través de los siglos, y por restos fósiles de animales y plantas que son arrastrados a la superficie por las aguas profundas, le dan conformación.
El fango queda libre de contaminación cuando se evapora el agua (las bacterias se desarrollan con facilidad en la humedad). De esta manera, se logra conservar intacta su riqueza, volviéndose más activo, concentrado y maximizando todas sus aptitudes curativas.
La fangoterapia se puede utilizar para ciertas afecciones estéticas, como: envejecimiento cutáneo, piel seca y deshidratada, limpieza profunda de cutis, flaccidez en el busto, reafirmante, anticelulítico etc.